Los trastornos del aprendizaje son las dificultades que presentan algunos niños para adquirir o manejar el conocimiento exigido en el sistema escolar. Estos problemas se presentan en el área de la lectura, escritura o en el cálculo (por ejemplo, en matemáticas).
Se trata de niños inteligentes que no tienen problemas sensoriales graves como dificultades en la visión o la audición que perturben la percepción y registro de los estímulos. Entonces nos preguntamos, ¿qué puede sucederle a nuestro hijo que no aprende?.
En últimas investigaciones se plantea que estos problemas radican en un funcionamiento cerebral distinto a lo "normal"; por lo tanto, no dependería directamente de la voluntad de su hijo, la motivación o la falta de preparación académica.
La forma en que se presenta este trastorno depende de cada persona, siendo útil para su diagnóstico la presencia de síntomas o dificultades observables.
En algunas oportunidades es importante la evaluación psicológica con el fin de descartar variables emocionales o intelectuales que confundan el diagnóstico. La evaluación neurológica es útil, pues el trastorno de aprendizaje muchas veces puede estar asociado a un Déficit Atencional. Además, es importante destacar que a medida que exista un apoyo profesional en el área de la psicopedagogía el problema puede ser manejado satisfactoriamente, aunque es probable que pueda continuar en la etapa adulta.
Para enfrentarlo es importante precisar el diagnóstico que permita el desarrollo de estrategias o técnicas de apoyo escolar, que serán útiles para mejorar el rendimiento de su hijo. Además, el adecuado enfrentamiento del problema permite prevenir dificultades en otras áreas; pues, el hecho de que un niño presente notas bajas, sumada a su baja capacidad para comprender la enseñanza entregada por el profesor, puede generar conflictos emocionales, que afecten directamente en su autoestima, facilitando la presencia de problemas conductuales como un forma de ser respetado o aceptado por sus compañeros de clase.
Se trata de niños inteligentes que no tienen problemas sensoriales graves como dificultades en la visión o la audición que perturben la percepción y registro de los estímulos. Entonces nos preguntamos, ¿qué puede sucederle a nuestro hijo que no aprende?.
En últimas investigaciones se plantea que estos problemas radican en un funcionamiento cerebral distinto a lo "normal"; por lo tanto, no dependería directamente de la voluntad de su hijo, la motivación o la falta de preparación académica.
La forma en que se presenta este trastorno depende de cada persona, siendo útil para su diagnóstico la presencia de síntomas o dificultades observables.
En algunas oportunidades es importante la evaluación psicológica con el fin de descartar variables emocionales o intelectuales que confundan el diagnóstico. La evaluación neurológica es útil, pues el trastorno de aprendizaje muchas veces puede estar asociado a un Déficit Atencional. Además, es importante destacar que a medida que exista un apoyo profesional en el área de la psicopedagogía el problema puede ser manejado satisfactoriamente, aunque es probable que pueda continuar en la etapa adulta.
Para enfrentarlo es importante precisar el diagnóstico que permita el desarrollo de estrategias o técnicas de apoyo escolar, que serán útiles para mejorar el rendimiento de su hijo. Además, el adecuado enfrentamiento del problema permite prevenir dificultades en otras áreas; pues, el hecho de que un niño presente notas bajas, sumada a su baja capacidad para comprender la enseñanza entregada por el profesor, puede generar conflictos emocionales, que afecten directamente en su autoestima, facilitando la presencia de problemas conductuales como un forma de ser respetado o aceptado por sus compañeros de clase.
¿Cuáles son los problemas de aprendizaje más comunes?
Los trastornos de aprendizaje se dividen en
a. Del Cálculo: Es definida como la baja capacidad aritmética de un niño, apreciada a través de un mal reconocimiento de figuras, decodificación de una cifra (interpretación de ésta) y su inadecuada reproducción.Existe también una dificultad para seguir una secuencia matemática, como las tablas de multiplicar. Se ha conocido popularmente con el nombre de discalculia.
b. Lectura: Dificultad que presenta una persona en la precisión, velocidad o comprensión de la lectura. Se aprecia a través de distorsiones, sustituciones u omisiones de letras o frases y lentitud en la lectura silenciosa u oral. Un ejemplo de este problema es la dislexia.
c. De la expresión escrita: Es la escasa habilidad para desarrollar la escritura. Se manifiesta a través de errores gramaticales o de puntuación, pobre elaboración de párrafos, errores frecuentes en la ortografía y una manera poco coordinada de escribir (le cuesta hacerlo).Estos trastornos se detectan, por lo general, a partir del Segundo año Básico debido a que se espera que a esa edad la maduración del desarrollo motor del niño ha permitido la adquisición de la lectura, escritura y cálculo. En las tres categorías es importante realizar pruebas de desempeño en el área (habilidades , no conocimientos) con el fin de evaluar la existencia de un trastorno de aprendizaje cuya base no sea un problema emocional, un bajo rendimiento intelectual o pérdida de una facultad sensorial. Estos cuadros tienden a asociarse a otros problemas y persistir en la edad adulta. Su pronóstico depende de la edad en que se detecta y la presencia de apoyo externo, por ejemplo tratamiento con psicopedagogo.
b. Lectura: Dificultad que presenta una persona en la precisión, velocidad o comprensión de la lectura. Se aprecia a través de distorsiones, sustituciones u omisiones de letras o frases y lentitud en la lectura silenciosa u oral. Un ejemplo de este problema es la dislexia.
c. De la expresión escrita: Es la escasa habilidad para desarrollar la escritura. Se manifiesta a través de errores gramaticales o de puntuación, pobre elaboración de párrafos, errores frecuentes en la ortografía y una manera poco coordinada de escribir (le cuesta hacerlo).Estos trastornos se detectan, por lo general, a partir del Segundo año Básico debido a que se espera que a esa edad la maduración del desarrollo motor del niño ha permitido la adquisición de la lectura, escritura y cálculo. En las tres categorías es importante realizar pruebas de desempeño en el área (habilidades , no conocimientos) con el fin de evaluar la existencia de un trastorno de aprendizaje cuya base no sea un problema emocional, un bajo rendimiento intelectual o pérdida de una facultad sensorial. Estos cuadros tienden a asociarse a otros problemas y persistir en la edad adulta. Su pronóstico depende de la edad en que se detecta y la presencia de apoyo externo, por ejemplo tratamiento con psicopedagogo.
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